sábado, 30 de julio de 2011

Pacha Mama y Comunicación


Miman a la Pachamama para que se despierte contenta

Además, entre el 2 y 3 de septiembre se realizará en Salta el
"II Congreso de Comunicación Popular en Homenaje a Pachamama",
organizado por  la Facultad de Humanidades UNSA, el Movimiento
Universitario Huellas, Cátedras Populares y las cooperativas La
Minka y La Rodolfo Walsh.

   Buenos Aires, 30 de julio (Télam, por Ana María Bertolini).-
Es una de las ocho ceremonias religiosas del calendario andino, la
más antigua de todas y, sin duda, la más larga: la fiesta en honor
a Pachamama empieza el 1 de agosto y culmina el 31, en medio de
incesantes rezos, bailes y cantos, cacerolas humeantes, mascadas de
hojas de coca y regueros de chicha y caña, para alegrar el alma.
   Para los atacameños de la Puna chilena, el 1 de agosto, Día
de Pachamama, es también su Año Nuevo: ese día comienza para ellos
la primavera, que para el calendario oficial nacerá recién en
septiembre.
   En un caso o en el otro, la principal agasajada es esta
especie de Gea o Ceres sudamericana -o quizás más, puesto que
Pachamama es Tierra, Tiempo, Cosmos y todo lo existente- a quien
hay que "carar" (alimentar) y alegrar para que derrame sus bienes.
   El ritual incluye cavar un hoyo, donde se introduce la comida
previamente cocinada en olla de barro, pan y dulces, abundante
aguardiente, cigarrillos encendidos y hojas de coca.
   Las ofrendas y el pozo son ahumados con carbones, hierbas o
aceites esenciales, mientras se invoca: "Cusiyá, Pachamama,
cusiyá!", que significa: "Ayúdanos, Pachamama, ayúdanos!".
   Luego de rezar, bailar y cantar alrededor, el pozo y su
contenido son cubiertos con una "apacheta" (montículo de grandes
piedras chatas) que permanece como lugar de culto durante todo el
año y que recién es reabierto el 1 de agosto siguiente para ser
limpiado y vuelto a llenar.
   La ceremonia es un llamado para que Pachamama resurja de las
profundidades, adonde se replegó durante el invierno: por eso,
antes de empezar a arar la tierra, hay que mimarla para que
despierte contenta y manifieste su fertilidad y poder.
   Se supone que, luego de comer y beber, desparramará feliz sus
dones sobre la superficie: los árboles y semillas brotarán, el
ganado se reproducirá y los malos espíritus serán enterrados por un
tiempo.
   Esta diosa es celebrada por los pueblos orginarios del norte
de Chile, Bolivia y Perú. Y en la Argentina, donde es Fiesta
Nacional, por collas, diaguitas, quechuas, calchaquíes, wichis,
tobas, qoms, tapietés, chorotes,  aymarás, chiriguanos, lules,
guaraníes y criollos, especialmente en Salta y Jujuy, pero también
en la ciudad de Buenos Aires, donde han proliferado las apachetas y
se estila -cada vez más- tomar una copita de caña con ruda en su
honor, para asegurarse salud y buenas ondas.
   También se han adoptado los amuletos: en el tobillo, la
muñeca o el cuello, se ata una lana blanca y negra hilada hacia la
izquierda, y se lo conserva puesto hasta que se rompa.
   Este año, la "XVI Fiesta Nacional de la Pachamama de los
Pueblos Andinos 2011", se celebrará durante todo agosto en diversos
pueblos de Salta y Jujuy, pero tendrá su epicentro el sábado 6 de
agosto en la salteña San Antonio de los Cobres.
      Según una leyenda, la diosa habita en el macizo del Nevado de
Cachi (Salta) a 6.380 metros sobre el nivel del mar, en una de
cuyas ocho cumbres habría un lago y una isla, donde un toro de
astas doradas la custodia y emite nubes de tormenta al bramar.
   La veneración a Pachamama es la más antigua de la región
andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la
consideran anterior al culto a Inti, dios Sol de los incas.
   "En tiempos de los incas el centro divino cambió
trasladándose al Sol, y el culto a Pachamama fue oscurecido y
desplazado", explica Huaman Luis Alberto Reyes, en sus escritos
sobre religiones indígenas.
   Pero con la conquista española, Inti fue reemplazado por el
Dios cristiano y el culto a Pachamama adquirió fuerza.
   "Cuando Pizarro mata a Atahualpa, cuando el Sol es derrotado
por el Dios de la Biblia, se produce un curioso fenómeno: por un
lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios
cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos";
y al contrario, "de las profundidades de la más antigua historia
americana, reaparece el culto a la Pachamama", dice Reyes.
   Para la cosmovisión de los pueblos originarios, todos los
seres vivos son sus hijos. Por tanto, la diosa no puede
discriminarlos dándoles a unos alimento y salud y a otros hambre y
enfermedad; de allí la idea de que la propiedad de la tierra debe
ser comunitaria.
   Así, el culto a la Pachamama inspiró no sólo una visión ética
y de justicia social, sino un sentido ecológico: los ríos, las
piedras, el aire y las montañas también son parte de su familia y
deben mantenerse aptos para servir a todas las especies vivientes.
(Télam).-

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